sábado, 27 de noviembre de 2010

LA MEDIA TORTA

La Media Torta nace en 1938 vinculada a la reorganización de la ciudad y a la readecuación del Paseo Bolívar, el cual se venía consolidando desde 1685 como límite urbano y servía como camino de peregrinación hacia el Santuario de la Peña ubicado en los cerros orientales. El auge de la industrialización y la construcción en los años 20 generó un desplazamiento masivo de la población campesina motivada por la demanda de mano de obra para la construcción y que, adicionalmente, le brindaba la posibilidad de cumplir con el sueño anhelado de vivir en la metrópoli. Se generó así la proliferación de barrios populares que no contaban con servicios mínimos de aseo y que aparentemente ponían en riesgo la salud pública.
Este hecho, sumado a la peste de gripa y a la prohibición del funcionamiento de las chicherías en el sector, fueron parte de la justificación para que el Estado llevara a cabo un plan de saneamiento y desalojo de los predios de San Martín, La Media Torta, El Huido y La Buena Vista permitiendo el diseño de un nuevo Paseo Bolívar que fuera acorde con el modelo de ciudad propuesto para la época. Para compensar a las familias afectadas el proyecto urbanístico contempló la construcción de un plantel educativo y de un teatro al aire libre de carácter popular en los terrenos conocidos en ese entonces como la Hacienda de la Media Torta.

El IV CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE BOGOTÁ

Una vez adquiridos los predios se comenzó una campaña de urbanidad que estaba siendo dirigida por el estado, la cual se vincula al proyecto urbanístico que se había desarrollado durante la administración de Jorge Eliécer Gaitán, en la cual se contrató al arquitecto austríaco Karl H. Brunner para realizar el primer plano urbanístico de la ciudad ligado a la celebración del IV centenario. Brunner, generó la posibilidad de construir grandes avenidas y barrios obreros, conceptos que hasta la fecha eran ajenos a las políticas urbanas tanto distritales como nacionales.

Brunner emprende las tareas de saneamiento del Paseo Bolívar y el 12 de febrero de 1935 el Concejo de la ciudad expide el acuerdo numero 1, en el cual se estipula la elaboración de un plano del Paseo Bolívar, donde se incluye la construcción de un teatro al aire libre en los terrenos conocidos como la Hacienda La Media Torta.

Siendo alcalde municipal el señor Gustavo Santos, el Consejo Británico obsequió a la ciudad la construcción del teatro al aire libre La Media Torta. Así, el 13 de agosto de 1938 (en un acto al que asistieron, entre otros, el presidente de la República Eduardo Santos, los ministros del gabinete, los miembros del cuerpo diplomático y consular de Inglaterra e importantes personalidades de la colonia inglesa residente en Bogotá) se le entregó oficialmente a los bogotanos el teatro al aire libre La Media Torta.

En los años treinta, el cine se destacaba como una de las entretenciones favoritas para el común de los capitalinos. En 1938 existían diecinueve salas con una capacidad para veinte mil personas, siendo el teatro Rex el único que ofrecía programación anexa par el teatro. Se veían películas traídas de Hollywood, pero el cine mejicano fue el más recibido, gracias a que no requería subtítulos y su idiosincrasia se sentía más cercana. Esto ocasionó que durante sus primeros años la Media Torta fuera visitada por cantantes cómicos y artistas mexicanos destacándose Tin Tan, Cantinflas, Jorge Negrete, Pedro Vargas y Chavela Vargas.

La vida de la Media Torta era compleja y distinta entre semana y los días de eventos. Cada fin de semana se llenaba de público, vendedores, artistas y hasta políticos que asistían a los espectáculos ofrecidos por el escenario. Pero entre semana se llenaba de soledad ...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Museo Nacional

El Museo Nacional de Colombia es el más antiguo de los museos del país y uno de los más antiguos de América. Durante casi dos siglos se ha consagrado a la conservación y divulgación de testimonios representativos de los valores culturales de la Nación.

Abrió sus puertas al público el 4 de julio de 1824, fecha en que el vicepresidente, general Francisco de Paula Santander lo declaró oficialmente creado. El Museo Nacional se instaló inicialmente en la Casa Botánica, la cual albergaba la colección de historia natural reunida por José Celestino Mutis y cuidaban sus discípulos; con el transcurso del tiempo a estas piezas se sumaron otras de carácter arqueológico, histórico y artístico.

(Sala de Banderas) A lo largo de su historia, el Museo Nacional de Colombia ha ocupado diversas sedes. Desde su fundación y hasta 1842 ocupó la antigua Casa Botánica -hoy desaparecida-; de 1845 a 1913, el edificio de la Aulas -actual Museo de Arte Colonial-; de 1913 a 1922, el Pasaje Rufino Cuervo -hoy desaparecido-; de 1922 a 1944, el edificio Banco Pedro A. López -hoy Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural-; y de 1948 hasta la fecha, las instalaciones de la antigua Penitenciaría Central de Cundinamarca, conocida como “Panóptico”.

La Penitenciaría, diseñada por el arquitecto constructor Thomas Reed en la década de 1850 y construida a partir del 1 de octubre de 1874, fue la prisión más importante del país durante casi 72 años. Sin embargo, en 1946 los presos fueron trasladados a la nueva Cárcel de la Picota y el gobierno destinó el edificio para albergar el Museo Nacional.


Restaurado y adecuado bajo la dirección de los arquitectos Manuel de Vengoechea y Hernando Vargas Rubiano, fue inaugurado como sede del Museo Nacional el 2 de mayo de 1948. Dado que el edificio reúne valores arquitectónicos e históricos de tal belleza y solidez, el gobierno lo declaró Monumento Nacional el 11 de agosto de 1975.

Entre los años 1989 y 2001 se adelantó el Proyecto de Restauración Integral del Edificio, que culminó el primer semestre del 2001 y fue inaugurado oficialmente el 28 de julio con la apertura de la totalidad de las salas de exhibición del Museo.

Actualmente, las Unidades Administrativas Especiales, Museo Nacional de Colombia e Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), dependientes ambas del Ministerio de Cultura, son las encargadas de la administración, conservación y difusión de las colecciones que integran el Museo.



En el año 2008, el Museo Nacional de Colombia celebra 185 años de existencia y al 2010 son 187...

Juego de Miradas


Juguemos a soñar
Juguemos a ver mas allá de lo que decimos
Juéguenos a decir la verdad
A nunca correr si no sentimos de verdad
Si no buscamos un ideal
Vivamos el momento
Disfrutemos este instante
Y volemos de la ilusión solo tú y yo.
Me enredas con tus pensamientos
Me atrapas con tus ojos.

Quiero saber que se esconde en tus palabras
Que escondes cuando me hablas
Que sueñas cuando me miras
Quiero saber tantas cosas pero a la vez
Me aterra encontrar algo que no quiero saber
Tus ojos me enredan en un sueño que no se si quiero vivir
Tus labios son el dulce silencio de mi voz
Por que tus ojos no sueñan
Por que tus miradas no vuelan
Por que …
Solo quiero saber.
Me quiero revelar
Te quiero enseñar de qué color son mis sueños
En que nota encuentras mis besos
El acorde de tus manos
Y el soneto de mis dedos
En este mundo perfecto…
Natik♥

martes, 5 de octubre de 2010

SABIAS QUE?

Hay lugares emblemáticos en Bogotá, que muchos conocen, pero no se percatan de su importancia.

EL MONO DE LA PÌLA

El Mono de la Pila, una escultura en la calle 27 con carrera séptima.Todo empezó en 1583, cuando los indios lavaban ropa en los ríos San Francisco y Manzanares; la gente del servicio se bañaba en ellos y a ellos iban a parar las basuras.

Bajo esas circunstancias se promovió en la ciudad una petición a la Real Audiencia sobre la urgente necesidad de construir una especie de acueducto, que condujera el agua hasta la plaza, de donde el líquido se tomaría de una fuente.

Para financiar la obra se propuso el recaudo de un impuesto a la carne y al vino. También se pidió que, si bien debía instalarse la fuente de agua en la plaza, no debía dejarse allí la columna de piedra junto a la que se ajusticiaba a los infractores de la ley.

La respuesta a esta petición de la comunidad fue excesivamente lenta. Prácticamente un año más tarde, el Cabildo ordenó la construcción de la tan solicitada fuente en el centro de la Plaza Mayor. Situada esta en la plazoleta de San Diego, mirando al norte y dando la espalda a la iglesia colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

Así fue como fue quitada esa columna y en su lugar, puesta la fuente de agua, a la que hicieron más tarde algunas modificaciones. De esta manera, El Mono de la Pila se convirtió en una expresión que significó la inutilidad de las demandas y querellas ante los funcionarios del Nuevo Reino y que hoy la entendemos como imposibilidad de abrir puertas o dar soluciones.

LA REBECA
La Rebeca, en la en la carrera 13 con calle 25, muy cerca de donde se encuentra hoy El Mono de la Pila.

Representa una mujer semidesnuda reclinada sobre una fuente recogiendo agua; está hecha en mármol blanco y el área de la fuente tiene 40 metros de diámetro. Se trata de la escultura de una mujer que en 1926 llegó a Bogotá a inspirar a muchos y a proteger del frío y de la soledad a indigentes y solitarios.

La Rebeca es una escultura que viajó a Bogotá desde París y tuvo como primer hogar El Centenario, uno de los más importantes parques de la ciudad, por ser concebido con motivo de los cien años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar.

El parque Centenario fue esencial para la escultura, pues a pesar de varias modificaciones que tuvo el parque, La Rebeca fue la única obra que sobrevivió a ellas sin tener ningún daño.

En 1950 se abrió la avenida 26 y quedó dividida en dos. Cinco años después se construyó una glorieta en la misma avenida, obra que obligó a que varias esculturas del parque fueran trasladadas al parque Nacional y a otros sitios de la ciudad. La única que no se fue desterrada de ese lugar fue ella, La Rebeca.

La Rebeca fue elaborada en París por el escultor, oriundo de Armenia, Hernando Henao Buriticá. Por esta razón ella es considerada como una escultura franco - quindiana.

“La Rebeca busca ser perfecta, es inexpresiva, un ser no terrenal, es un monumento multifacético que ha suscitado polémica desde su nacimiento, porque fue la primera mujer desnuda en el espacio público, además de la primera escultura no heroica que se ubica en una de las principales avenidas de Bogotá.

Por otro lado, los católicos la catalogaron como la representación de su Rebeca, esa mujer atenta y aguerrida que fue escogida por los siervos de Abraham como esposa de Isaac por ser la primera mujer que al pasar cerca de la fuente les ofrecía agua.

Pero una de las representaciones más importantes y significativas fueron las de las clases populares. A ella, a la mujer blanca y desnuda, la creían la mujer de los chistes, la mujer de la calle, la mujer que divierte.

“Para los indigentes bogotanos La Rebeca no es una escultura, es una amiga y hasta una compañera, aunque no faltó nunca el personaje que quiso acabar con ella como en una ocasión que alguien le rompió la nariz”, asegura un transeúnte del centro de la ciudad.

Amor, lealtad, generosidad y transparencia son valores representados en la escultura; sin embargo, La Rebeca es por excelencia el símbolo de la fertilidad, por eso es caracterizada en una fuente de agua.

Esta escultura integrada a la ciudad, hace parte de nuestra historia, de la permanencia a pesar de las dificultades, es una mujer paradigmática y polivalente que hace parte de la memoria colectiva de nuestra ciudad.
EL CHORRO DE QUEVEDO

La plazoleta del Chorro de Quevedo, en la calle 13 con carrera 2. Es una pequeña plaza, muy transitada por jóvenes estudiantes y amantes de lo bohemio.

Se presume que esta plaza, en pleno corazón de la Candelaria, ha sido testigo y protagonista de importantes hechos. Es el caso de la fundación de Bogotá, cuando en 1538 Gonzalo Jiménez de Quesada decidió establecer en este lugar el primer caserío que tuvo la ciudad y que se convertiría en el principio de lo que hoy es la capital del país, que alberga aproximadamente a ocho millones de habitantes.

En 1832 uno de los padres de la comunidad Agustina, de apellido Quevedo, construyó una fuente para abastecer de agua a los capitalinos de la zona. Fue así como en señal de agradecimiento la comunidad la llamó 'El Chorro de Quevedo', pues la obra benefició mucho a los habitantes, gracias a que la ciudad no contaba con infraestructuras de acueducto.

En la actualidad, el Chorro permanece casi intacto, gracias a que las obras y reformas urbanísticas lideradas para el mejoramiento y la modernización del corazón de
Bogotá no la han tocado.

A unos cuantos pasos de la pileta central hay un corredor empedrado; en él proliferan cafés, salones de postres, bares y una que otra tienda en la que aún se produce y vende la típica 'Chicha' y miel.

La plaza del Chorro de Quevedo se distingue por sus calles empedradas y estrechas, donde se aprecian balcones y fachada antiguas, con un ambiente colonial.

En realidad, la evidencia encontrada confirmando o negando que esta plaza haya sido el lugar de fundación de la ciudad es muy escasa. Sin embargo, es innegable admitir que se ha consolidado como un ícono de la cultura capitalina.


viernes, 12 de marzo de 2010

Bogotá DC el amor de muchos


Bogotá ocupa el sitio dominante de la Sabana, al fondo oriental, escoltada atrás por sus dos cerros tutelares: Monserrate y Guadalupe (3.100 y 3.317 mts., respectivamente). Aparte de estos dos, una cadena extensa de cerros flanquea la ciudad de Sur a Norte y constituye su rasgo paisajístico más preciado.


Hasta hace no más de cincuenta años, la capital colombiana era un típico burgo provinciano, encaramado en la parte más alta al centro del país, asiento de la burocracia y de la intelectualidad. Aparte de buenos periódicos, conspiraciones, abogados, publicaciones literarias, leyes y decretos, no producía mucho más que cerveza, tejidos de lana y velas de cebo. ( Era tal el grado de centralismo y de entropía, que los ferrocarriles empezaron a construirse de aquí a la periferia, de la montaña hacia el mar, subiendo las locomotoras a lomo de mula.) Había un cotarro de políticos, obispos, generales, tinterillos de mayor o menor vuelo, rentistas descendientes de encomenderos, gramáticos e intelectuales ( más atentos a las corrientes francesas de la cultura que a la suya propia), curas, monjasy, unos cuantos comerciantes.

Al lado, un pueblo raso bastante taciturno, en su mayoría compuesto de dependientes de oficinas, artesanos y estudiantes de provincia. El resto de los colombianos llamaba "lanudos" a los bogotanos por su eterna vestimenta de paño oscuro, su espíritu cazurro y malicioso, su proclividad a los tibios cenáculos, al chisme y al chascarrillo. Alrededor de una taza de chocolate, la sociedad santafereña hablaba siempre de poesía como preámbulo de la política; y aguzaba un ingenio particular para la frase punzante y vivaz, que es el mejor rasgo de personalidad de los bogotanos raizales - o "cachacos", como también se les llama -. No todo eso ha desaparecido, por supuesto. Pero la Santa Fé de hoy es, a más del centro político de siempre, una pujante ciudad industrial, con una planta productiva en expansión. Hace tiempo dejó de ser una economía parasitaria del poder gubernamental.

Es la cuarta ciudad de Suramérica en tamaño, y la segunda capital en calidad de vida, a menores costos de subsistencia. Pero, sobre todo, Bogotá tiene una nueva mentalidad, fruto de dos factores : la inmigración de cientos de millares de gentes de las más diversas procedencias. Y un cambio notable del clima, de frío a templado, lo cual favorece una cultura urbana muy abierta, una arquitectura y unas modas más cromáticas y alegres. Bogotá es ya la ciudad querida y representativa de todos los colombianos.

Los límites de la pequeña urbe de finales del siglo XIX siguen siendo perceptibles: el extremo Norte apenas llegaba a la ermita de San Diego, frente al actual Hotel Tequendama.

El centro histórico mejor conservado corresponde a los barrios de La Candelaria y La Catedral, donde se guarda bien el sabor de la Colonia y de los inicios de la República. Allí se encuentra aún lo más logrado de la arquitectura institucional y religiosa, pero también de la arquitectura doméstica, tal como fueron evolucionando en casi cinco siglos de historia urbana. Un recorrido lleno de tesoros muy cercanos uno de otro puede tomar una tarde, un día o más, según el tiempo de que usted disponga para detenerse en la lectura del pasado: los tiempos de la Real Audiencia, los tiempos virreinales, la Independencia, las guerras civiles del siglo XIX y el "bogotazo" de l.948, que fue el doloroso parto a la modernización de la ciudad, semidestruída a raíz de innumerables incendios.


Cumplida su cita con la historia, la ciudad le ofrece un amplio menú de atracciones: muchos y muy buenos restaurantes, con una gastronomía internacional y nativa que de seguro usted no hallará en ninguna otra capital latinoamericana, con excepción, tal vez, de Buenos Aires. Muy buen teatro. Varios espectáculos de "Music- hall", la diversión de moda en los últimos años. Centros comerciales cómodos y seguros donde el turista encuentra buenos precios y excelente calidad en ropa, cuero, esmeraldas y artesanías. Hay buenos conciertos todo el año y en ciertas épocas, temporadas de ópera, zarzuela, jazz. Dos temporadas de Toros. Y el mejor Festival Internacional de Teatro del continente, en vísperas de la Semana Santa.


En Bogotá es muy fácil orientarse si se toman como referencia el Centro y los cerros. La nomenclatura también es sencilla (aunque hay sectores nuevos que se salen de la norma). Para empezar: las vías se clasifican entre "calles" y "carreras" (por excepción puede haber "avenidas", que pueden ser lo uno o lo otro; también "transversales" o "circulares", pero remitidas a un barrio o zona específica).

Las carreras se orientan en el sentido Sur-Norte y se numeran desde los cerros hacia abajo, o sea, de Oriente a Occidente. Tienen prelación de tránsito, aunque con excepciones ( cruces de avenidas y otros, que deben estar bien advertidos en las respectivas señales). Por su parte, el trazo de las calles va de Este a Oeste y se numeran a partir de un punto que quedó en el centro antiguo, desde el cual nace la numeración en dos sentidos: hacia el Norte el número se expresa de manera simple, y hacia el Sur se añade la palabra Sur después del número.

Por ejemplo, la sede Presidencial o "Casa de Nariño", está situada en la calle séptima con carrera séptima, a siete cuadras de donde nace la numeración de las calles y a igual distancia de donde nacen las carreras.

Si se va de allí hacia el Norte (y por cierto, la carrera séptima es el eje histórico del crecimiento de la ciudad, por donde la nomenclatura es más estable), los números progresan en proporción a las calles. Del mismo punto hacia el Occidente, los números progresan en proporción a las carreras.

Mi Ciudad


Bogotà D.C. Capital de la Repùblica de Colombia. Las crónicas de viajeros precursores en los dos siglos precedentes subrayan la misma sorpresa que se tiene hoy desde el avión, ante lo inesperado del paisaje cuando se sobrevuela la ciudad. La Sabana (como se denomina familiarmente la planicie donde se asienta Bogotà), tiene poco en común con el trópico radiante que muchos creerían encontrar y que en efecto predomina en la mayor parte de Colombia.

En contraste con el verdor húmedo y abigarrado de las selvas; o con las vertientes andinas cubiertas por cafetales, plátano y yarumos; o con los valles y llanuras bajas, donde la reverberación del calor impide la limpidez visual, la Sabana es plana, plácida y casi siempre transparente. Clima frío; poca humedad; colores en tonos suaves; campos que se alternan entre cebada, papa, maíz, hortalizas, flores de exportación y hatos lecheros, hasta el último rincón de sus casi cinco mil Kilómetros cuadrados, entre cotas de 2.600 a 2.800 metros s.n.m.

Cuando hace sol hay una luminosidad soberbia, que se añora en otros largos períodos de bruma, donde el gris acentúa un ambiente demasiado sereno, casi frailuno. Manchas de bosques nativos en las cumbres y cañadas: hayuelos, romerones, palmas, cedros, acacios, magnolios, uvos, sietecueros, curubos, chusques, alisos, cauchos sabaneros, arrayanes.

Largas líneas trazadas por cercos o linderos en setos de pinos, sauces, retamos, espinos, urapanes. Muy destacados por encima de lo demás, gigantescos eucaliptos, la más vigorosa entre las especies aclimatadas aquí desde la Colonia, hoy denostada por los ecologistas, pero indisolublemente asociada al paisaje.

La Sabana está confinada por imponentes cerros a Oriente y Occidente. En la propia planicie tres cordones de montañas bajas segmentan cuatro valles interiores con antiguos nombres indígenas: Suba, Chía, Tenjo, Tabio y Subachoque, cada uno con su respectivo pueblito, su torre blanca, su río de curso lento confluyendo serpenteante a engrosar, al medio, el Río Bogotá. Según la antigua leyenda chibcha, Bochica, un anciano de barbas blancas, rompió con su vara el cerco rocoso donde la planicie aprisionaba una enorme laguna, precipitándose las aguas río abajo, hacia el Salto del Tequendama. En la tierra liberada por Bochica, pues, encontraron Quesada y sus acompañantes españoles media docena de aldeas muiscas, dedicadas a cultivar maíz, fríjol, muchas variedades de papa y otros tubérculos, bajo un régimen de propiedad comunitaria. Y a comerciar sal, que extraían de las minas de Zipaquirá y Nemocón.

Los más remotos antepasados ya habitaban la Sabana hace más de doce mil años (yacimientos de El Abra, Tibitó y Tequendama, ya comentados).

martes, 16 de febrero de 2010

Anhelos

No entiendo el por que de esta vida
Por que la corriente va en contra

mía no se que decir.
El viento sopla mil palabras pero todas dicen, miles de cosas y de esas ninguna te pronuncia

Por que la mañana no brilla como lo hacia antes
El reloj quiere regresar pero el tiempo no lo deja

Por que mis versos son melancolía y son tristeza
Por que el no tenerte produce este vació de no saber que

Siento pero la dulzura de tu voz y el fresco sentir de tu mirada tratan de calmar esta tormenta que en mi cuerpo no quiere cesar lágrimas de sueños
Sueños de amor; amor sin defectos que tanto cuesta la vida cuando se ama
Que tanto cuesta cuando se despierta de un sueño que nunca debió ser soñado…
Natik...